La sustentabilidad no solo tiene un aspecto ecológico y ambiental; también debe incluir una perspectiva económica para que los proyectos y las obras sean factibles y perdurables en el tiempo, junto con una perspectiva de responsabilidad social y cultural como visión integradora. La sustentabilidad en el Real Estate se construye cuidando la relación con el medio ambiente, y mucho más.

En lo más profundo de su conformación, nuestras naciones declaran el derecho y el deber de preservar su entorno. A modo de ejemplo, la Constitución de la Nación Argentina en su artículo 41 expresa que “Todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las de las generaciones futuras; y tienen el deber de preservarlo (…)”.

Esto viene acompañado por otros compromisos que en este caso incluyen “la preservación del patrimonio natural y cultural y de la diversidad biológica”, “la protección de su salud, seguridad e intereses económicos”, y “a condiciones de trato equitativo y digno”, entre muchos otros.

Por este y por muchos otros motivos, la sustentabilidad es un tema de interés común que va más allá de la fase de construcción de los inmuebles y que tiene una perspectiva mucho más abarcativa que la medioambiental.

Este artículo presenta algunas reflexiones sobre la búsqueda de este equilibrio, destacando la importancia que posee el rol del Facility Manager como responsable a cargo de los inmuebles a lo largo de todo su ciclo de vida.
Tomando la dimensión institucional como marco de trabajo, desarrolla el tema en cuatro secciones, que incluyen la ecológica y ambiental, la económica, la social y la cultural.

Sustentabilidad ecológica y ambiental

¿Cuál es el motivo por el cual en las últimas décadas ha crecido tanto el foco que la sociedad pone en el impacto ambiental de los edificios y otros desarrollos urbanos?

Por una parte, por la esencia de la arquitectura como disciplina: la construcción del hábitat artificial afecta al ecosistema que la contiene. Por la otra, debido al enorme aporte que los inmuebles hacen al consumo de recursos no renovables y a las emisiones tóxicas.

Dependiendo de la fuente de información, los edificios representan un 15% del consumo del agua potable, alrededor del 25% del uso de la madera, el 40% de la generación de residuos sólidos, y entre el 25% y el 50% de la emisión de diferentes gases tales como el dióxido de carbono, el dióxido de azufre y el óxido nitroso; y todo esto, sumado al consumo de energía eléctrica que oscila entre un 39% y un 70%.

Desde este punto de vista, el aporte del marco regulatorio de cada país así como los conceptos que promueven normas como LEED® (Leadership in Energy & Environmental Design) y BREEAM® (Building Research Establishment Environmental Assessment Method), son de enorme utilidad como mecanismos que permiten minimizar el impacto que los inmuebles provocan en el medio ambiente.

Sustentabilidad económica

Al mismo tiempo, la dimensión económica está presente prácticamente en todas las decisiones propias del ciclo de vida de un inmueble, desde las etapas iniciales de desarrollo inmobiliario, incluidas la gestión y la operación que desarrollan el Facility Manager y su equipo.

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