Una de las formas más sencillas de conservar la energía en la oficina es cambiar la iluminación. No solo representa casi un 20% del gasto de electricidad, sino que además exige menos inversión y menos molestias que cualquier otra opción de ahorro energético. Mejorar la iluminación es una manera rentable de ayudar a conseguir ahorros de hasta un 80%. Además, algunos estudios demuestran que los edificios que ahorran energía son una propuesta más atractiva para usuarios, inquilinos e inversores. Todo esto redunda en un edificio más saludable y confortable para sus ocupantes, y más fácil de alquilar o de vender.

Haciendo una breve historia de la oficina, se puede ver que en los primeros años del siglo pasado, las condiciones laborales desde el punto de vista de la seguridad, la salud, el confort y la productividad no eran las mejores. La oficina se reducía a una serie de puestos de trabajo en hilera donde el que estaba situado junto a una ventana era el que mejor luz tenía, en desmedro de los que estaban lejos.

Cuando en la década del 50 aparece la iluminación fluorescente, la oficina comienza a dividirse de un modo más celular, adoptando una configuración más abierta. Todavía se trata de oficinas muy cerradas, con sistemas de iluminación muy rígidos que tampoco se acomodan a la iluminación natural.
Con el correr del tiempo, la planta evoluciona. Empiezan a aparecer los lugares de trabajo que no son fijos, aunque con cierta mesura, ya que la cultura del espacio de trabajo propio persiste, aunque con más dinamismo. La iluminación, entonces, se va acomodando y empiezan a aparecer algunos sistemas de control que permiten regular la intensidad. De esta manera ya se ahorra algo de energía.
De acuerdo con las últimas tendencias, hoy encontramos oficinas con puestos de trabajo 100% flexibles. La iluminación se ha ido adaptando a estas nuevas modalidades y también se ha vuelto dinámica: puede cambiar de tono, producir diferentes situaciones (transformar una planta libre en oficinas celulares, por ejemplo), generar focos de atención en función de la actividad que se esté desarrollando, etc.
Actualmente, el concepto de iluminación en oficinas se puede desarrollar sobre tres pilares fundamentales:

  1. Soluciones sostenibles. Utilización de sistemas que otorguen el mayor beneficio con el menor consumo de energía y el menor costo posible. En este sentido muchas veces se plantea la cuestión sobre si conviene ahorrar disminuyendo el consumo a través del uso de nuevas tecnologías, o disminuir los costos fijos de mantenimiento.

  2. Ambientes de trabajo saludables. Para sentirse bien y trabajar mejor es necesario entender mejor la relación de la luz con la salud física y emocional. Es necesario encontrar soluciones de iluminación que energicen el cuerpo y revitalicen la mente porque cuando las personas se sienten mejor, trabajan mejor.
  3. Imagen corporativa. A veces es necesario diferenciar y/o destacar un espacio de trabajo. En este sentido, la iluminación no sirve solamente para iluminar; puede cambiar lo que vemos y cómo nos sentimos. Por eso es importante utilizar sistemas que permitan controlar la iluminación de acuerdo con las preferencias personales y la tarea que se está realizando, y crear las condiciones adecuadas para obtener lo mejor de cada uno.

Esto es lo que marca la tendencia en los nuevos espacios de oficinas: la capacidad de ser dinámicos, con la ayuda de sistemas de control realmente simples.

(...) La nota completa, en el número impreso