Hace ya tres décadas se produjo la primera transformación del trabajo de arquitectos e ingenieros, originada por la irrupción de los sistemas CAD. Tomando la metáfora del tablero y sus herramientas, el CAD desalojó progresivamente al dibujo técnico manual. Este cambio se precipitó a partir de las indudables ventajas que ofrecía la tecnología CAD en cuanto a velocidad y eficiencia. En estos momentos, asistimos a la consolidación de la segunda transformación radical basada en una nueva generación de sistemas que se agrupan bajo la denominación de BIM (por Building Information Model): toda la información en un solo modelo de datos coordinado.

El concepto de BIM(Building Information Modelling) define un proceso que integra desde la etapa de diseño hasta la gestión de toda la información a lo largo del ciclo de vida de un edificio. Es un estándar dentro de la industria de la construcción que tiene más de 10 años de vigencia en los EE.UU., país donde, desde hace algunos años, es obligatorio cumplir con las condiciones de este modelo en todos aquellos proyectos destinados al gobierno federal.

El modelo BIM abarca todo el ciclo de vida de un edificio, desde la primera línea que trazan los proyectistas, pasando por las estructuras, las instalaciones y la construcción, hasta la información de los proveedores. Consiste en un solo modelo de datos que contiene toda la información de un edificio, independientemente de su escala, e involucra a todos los actores que participan en él.

El objetivo de BIM es obtener una mayor calidad en el proyecto y la construcción, junto con un ahorro significativo en los tiempos, optimización de los gastos y ahorro de costos. Además, brinda la posibilidad de contar sobre el final del proceso de desarrollo de una obra con un modelo integrado donde se puede tener fácilmente actualizado el activo físico con las herramientas necesarias para realizar las modificaciones que se requieran a posteriori.

En BIM se integra, desde el inicio, el modelado en 3D del proyecto junto con el diseño de la estructura y las instalaciones; involucra tanto al proyecto de arquitectura o ingeniería como a los activos físicos de las empresas. Un cambio en cualquier parte del modelo se traduce en un cambio en todas las partes relacionadas, ya que toda la información se almacena en un solo lugar. Esta característica lo transforma en una herramienta de gran utilidad a la hora de mantener los activos físicos actualizados.

Cualquier certificación LEED es mucho más sencilla a partir de un modelo BIM. Los proyectistas pueden desarrollar y estudiar múltiples alternativas de diseño de manera simultánea para tomar decisiones clave. Por ejemplo, el equipo de diseño puede experimentar con diferentes protecciones solares y sistemas de acristalamiento en el modelo del edificio a fin de aplicar para los créditos de energía.

El uso de BIM está muy difundido en los EE.UU. y en otros países de Latinoamérica desde hace varios años. En nuestro medio comienzan a verse los primeros resultados. La primera etapa consiste en lograr una adecuada capacitación; la segunda es generar casos significativos de proyectos con esta tecnología, ya que la transición de los sistemas 2D al uso de BIM representa un proceso de migración y cambio de métodos y procedimientos. Comenzar un proyecto en este sistema permite detectar errores, planificar proyectos, obras, mudanzas, mantenimiento de los activos físicos, etc.

Es importante destacar que, si bien BIM facilita el renderizado del modelo porque dialoga con las aplicaciones específicas, cuenta con una representación 3D que está orientada a generar documentación de muy alta calidad.

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