El ingreso de las nuevas generaciones en el mercado laboral es una de las variables que están marcando con mucha fuerza las tendencias en la forma de trabajar. Para entender hacia dónde va el futuro de la oficina es necesario conocer cómo son y qué esperan estos jóvenes que han crecido en plena era tecnológica.

Para esta generación, devota de las redes sociales y la comunicación instantánea, la privacidad -tan importante para los tradicionalistas de épocas anteriores- es una cuestión irrelevante; están acostumbrados a la transparencia y a la apertura.  Su manejo de la tecnología digital y su capacidad de acceso a la información son tan naturales como lo fue la máquina de escribir para los baby-boomers. Para ellos, la tecnología es intuitiva, esencial y ubicua. Están acostumbrados a vivir en línea y a acceder a la información que necesitan desde cualquier lugar.

¿De qué manera impacta la llegada de estas nuevas generaciones en el mundo del trabajo? Uno de los cambios más importantes es conceptual. Para estos jóvenes nacidos después de los 80, el trabajo es entendido como un proceso, no como un lugar físico. La oficina, entonces, se transforma en un lugar de reunión y de colaboración, en un entorno capaz de dar soporte a sus necesidades de flexibilidad, de autonomía, de comunicación y de trabajo en equipo.

Pero lo que está claro es que la generación siguiente que ha nacido con Internet -los nativos digitales que todavía están en la escuela-, será aún más radical en sus preferencias y en su enfoque sobre el trabajo. Si las organizaciones aspiran a atraer y retener el nuevo talento emergente, tendrán que cambiar su mirada sobre la forma de trabajar y estar preparadas para el nuevo desafío.

Víctor Feingold
Arquitecto
Director FM