Lorenzo Shakespear dirige Diseño Shakespear, una oficina de diseño independiente especializada en identidad corporativa, señalización, arquitectura corporativa, diseño de producto, mobiliario urbano, editorial, packaging, interactivo, web y diseño total. Ha realizado intervenciones de diseño para la región en miles de empresas de todos los tamaños, tanto en el sector público como en el privado. El origen de esta alianza familiar está atado al nacimiento de la palabra "diseño" en la Argentina. En este artículo, Lorenzo nos habla de su particular visión sobre el diseño basada en el empirismo, en la curiosidad y en el ansia de aprender, puestos al servicio del éxito de cada proyecto.

Frente a un nuevo trabajo, Diseño Shakespear comienza evaluando el contexto de actuación de la marca que lo convoca. Los objetivos corporativos, la historia y la tradición de la empresa, el comportamiento de los competidores, las expectativas de la audiencia. A esto se suma un análisis meticuloso basado en la experiencia de la compañía en la observación de los intangibles de la comunicación.

Diseño Shakespear está formulado como una unidad central de veinte personas (diseñadores, arquitectos, asistentes) rodeada por una red de pequeñas oficinas externas que asesoran cuando es necesario de acuerdo con su especialidad, y aportan continuidad y diversidad al proceso de diseño. Cada uno de los tres socios actúa como líder de una célula creativa y articula y compone su equipo de acuerdo con los requerimientos de cada trabajo.

Mitos y preconceptos

Se cree, equivocadamente, que el diseño es una disciplina cosmética, de corte esteticista, que aporta unos bellos colores, formas creativas y bonitas letras; una suerte de decoración pseudo comercial. Sin embargo, el diseño puede transformar la complejidad de las cosas en posibilidades de claridad. La posibilidad de encontrar una dirección en una calle, una oficina en un edificio, un tren en un esquema horario, un número de teléfono en la guía, una ruta en un mapa; la posibilidad de encontrar un objeto que agrade, un formulario que se entienda, un libro que dé placer leer; la posibilidad de entender un concepto, de adoptar una conducta, de madurar un pensamiento. El diseñador trabaja con la vida cotidiana; es el mediador que, si yerra, puede transformar una ciudad en un laberinto o que, si acierta, puede transformar un laberinto en una ciudad y una ciudad en un nido. Pero su objetivo no es ni la ciudad ni el laberinto ni el nido: su objetivo es la gente y su tarea es transformar, humana y eficientemente, esta realidad de complejidades en una realidad transparente, deseada y realizable.

La compleja tarea de construir una marca

La función del diseño es ayudar a insertar adecuadamente una marca, un producto o una idea en el ámbito público y establecer con el público un vínculo cercano. El único mecanismo de proyecto que siempre proponemos está basado en considerar a las acciones de diseño desde la perspectiva de sus audiencias, rescatando los emergentes reconocidos por ellas, en procura de identidades más cercanas a sus expectativas e ideales. En el caso de los emprendimientos de Real Estate, que es lo que motiva estas reflexiones, dichas identidades están condicionadas por los marcos de referencia que brinda el sector inmobiliario y sus herramientas de comunicación.

La construcción de una marca carismática depende de que la audiencia la perciba como insustituible y esto no es ajeno al mundo del retail ni al de la construcción. Una marca es una promesa que debe ser cumplida.

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