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Según nos dice la Organización Mundial de la Salud, una revisión de estudios realizada en 2004 en varios países europeos, Canadá y los Estados Unidos, indicó que al menos en el 20% de los edificios había uno o más signos de humedad; y que entre el 75% y el 80% de todos los problemas de la envolvente se deben, en cierta medida, también a la humedad.
Mantener una buena calidad del aire interior por medio del manejo de la humedad puede disminuir los costos de energía, incrementar la productividad, y ahorrar trabajo y costos de mantenimiento.
Los problemas de humedad en el interior de un edificio se pueden identificar a través de signos tan variados como pérdidas de agua, goteo, burbujas, manchas o decoloración en los revestimientos de las paredes o del piso, crecimiento de moho en las paredes, pisos o techos, paramentos mojados, olores molestos que resultan de la descomposición de microorganismos, etc. Todos estos síntomas no solo afectan la estética y el confort, sino que representan un riesgo para la salud de los ocupantes del edificio, por lo que resultará imprescindible no solamente encarar las estrategias que contemplen la perspectiva de la durabilidad y el mantenimiento del edificio, sino también la de las necesidades de los ocupantes desde el punto de vista de la salud y el confort.
Entonces, para controlar el contenido de humedad dentro de un ambiente cerrado, resultará indispensable saber de dónde proviene la humedad y cómo afecta a las instalaciones y a las personas, sin olvidar que la ubicación geográfica del edificio y el clima local, serán factores importantes a tener en cuenta.
Cómo penetra la humedad
La humedad puede penetrar en un edificio de diferentes maneras. Algunos puntos de acceso pueden aportar una gran cantidad de humedad, mientras que otros, menos.
- Movimiento de aire: Esta es la vía que más contribuye a la entrada de humedad y ocurre a través de la calefacción, la ventilación y la refrigeración, así como a través de las corrientes de aire. La infiltración de aire cálido y húmedo en verano a través de deficiencias en el cerramiento, puede ocasionar condensación superficial sobre los paramentos del interior más fríos debido al aire acondicionado. Una deshumidificación insuficiente en el sistema de aire acondicionado y de la ventilación forzada también provocará valores elevados de humedad en el interior.
- Pérdidas e infiltraciones: Esto ocurre cuando existe una pérdida en la instalación sanitaria debida a defectos de funcionamiento o falta de mantenimiento. Una aislación hidrófuga ineficiente en el techo, paredes o ventanas también puede permitir la entrada de agua en el interior.
- Capilaridad: El agua es absorbida por materiales de construcción porosos como el hormigón o la madera, a través de una fuente de humedad como el agua de lluvia o pérdidas de la instalación sanitaria.
- Difusión: Se debe a la capacidad del vapor de agua para desplazarse a través de aquellos materiales de construcción permeable al vapor, por lo cual es importante que la envolvente cuente con una barrera de vapor. Las barreras de vapor ineficientes o colocadas en el lugar equivocado, permiten la condensación superficial dentro del edificio.
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