El estudio del color ocupa un lugar de gran importancia en muchas actividades humanas -el arte, la arquitectura, el diseño, la publicidad, entre otras-, y es un tema que ha despertado el interés de los hombres desde el comienzo de los tiempos. Sin embargo, recién en el siglo XVII Newton logró establecer que el color es luz, mientras que Goethe les dedicó un estudio a los aspectos psicológicos del color en el siglo XIX. Pero el uso del color en interiores va más allá de cuestiones de gusto personal; la forma en la que se utilice puede alterar drásticamente la apariencia y las proporciones del espacio, además de influir en el estado de ánimo de las personas y en su productividad.

En 1665, Isaac Newton descubre que la luz del sol, al pasar a través de un prisma, se descompone en varios colores conformando un espectro (del latín: apariencia o aparición), y que los diferentes colores se trasladan a la misma velocidad a través del aire, pero a diferentes velocidades en el cristal transparente.

También observó que cuando la luz natural incide sobre un cuerpo, este absorbe algunos de los colores y refleja otros. Con esta observación dio lugar al siguiente principio: los cuerpos opacos al ser iluminados reflejan todos o parte de los componentes de la luz que reciben. Por lo tanto cuando vemos una superficie roja, realmente estamos viendo una superficie de un material que contiene un pigmento que absorbe todas las ondas electromagnéticas que contiene la luz blanca con excepción de la roja, la cual, al ser reflejada, es captada por el ojo humano y decodificada por el cerebro como el color denominado rojo.

Por otra parte, Johann Wolfgang von Goethe (1749-1832), en su “Teoría de los Colores”, sostiene que el espectro continuo es un fenómeno complejo, oponiéndose a Newton. Goethe estudió y probó las modificaciones fisiológicas y psicológicas que el ser humano sufre ante la exposición a los diferentes colores. Para él era muy importante comprender la reacción humana a los colores, y su investigación fue la piedra angular de la actual psicología del color. Desarrolló un triángulo con tres colores primarios: rojo, amarillo y azul. Tuvo en cuenta este triángulo como un diagrama de la mente humana, y relacionó a cada color con ciertas emociones.

Entonces Goethe manifestó que, “los colores, por lo tanto, hacen su aparición pura y simplemente como fenómenos en la frontera entre la luz y la oscuridad”. Su teoría, contiene una de las primeras y más exactas descripciones de fenómenos tales como sombras de color, refracción, y aberración cromática.

Newton describió la luz blanca compuesta de distintos colores mientras que Goethe describió el color como resultado de la interacción de la luz y la oscuridad. Esta última teoría, más experimental y fisiológica que física, no fue bien recibida por la física moderna, la cual, basada en las teorías de Newton y Huygens, definen la oscuridad como una ausencia de la luz.

A pesar de que su teoría ha sido rechazada con el paso del tiempo, para Goethe era muy importante comprender la reacción humana a los colores; habló de “exigencias” del color, que no son otra cosa que la parte subjetiva del mismo y su investigación fue la piedra angular del actual significado del color.

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