| “El caos engendra vida, mientras que el orden crea hábito” (Henry Adams).
A lo largo de los siglos XVI y XVII la cosmovisión del mundo sufre un cambio radical, que terminaría de cristalizar durante los siglos XVIII y XIX. La ley de la gravitación universal de Newton se convierte en un modelo para la ciencia, pero también para la comprensión del Estado y de los seres humanos como máquinas vivientes.
Adam Smith adscribe a la nueva visión mecanicista del mundo y elabora los conceptos de la economía de intercambio en el mercado y su teoría de la división del trabajo en base a este modelo. Las leyes deterministas de la historia de Marx, la teoría de la evolución de Darwin, la sociología de Pareto y la organización racional del trabajo de Taylor, por nombrar sólo algunos ejemplos, también se construyen sobre las metáforas mecanicistas de la dinámica social que aporta la cosmología de Newton.
Esta comprensión mecanicista de la sociedad pone el acento en el centro absoluto como eje de un poder que se irradia hacia afuera. Subraya el valor del orden y la organización rígidos.
Hacia comienzos de 1900, Max Planck introduce la primera formulación que daría lugar a la física cuántica y a las teorías de Einstein sobre la relatividad, resquebrajando el sólido edificio newtoniano. Al mismo tiempo, Henri Poincaré comienza los estudios que desembocarán en la Teoría del Caos y la geometría fractal.
Durante los años 60, el meteorólogo Edward Lorenz descubre, trabajado en la modelización de patrones del tiempo, que pequeñísimas desviaciones en el estado inicial del modelo cambian considerablemente el resultado de las simulaciones: el conocido “Efecto Mariposa”.
Las tres grandes formulaciones del siglo XX -la Teoría del Caos, la Teoría de la Relatividad y la mecánica cuántica-, junto con la geometría fractal, entre muchos otros avances, comienzan a cambiar la comprensión del mundo. El mecanismo de relojería del universo newtoniano, ordenado y predecible, se desmorona, ya no es confiable, y el futuro queda abierto a nuevas interpretaciones.
La revolución conceptual introducida por la física cuántica traspasa su campo de acción original y tiene repercusiones en la química, la matemática, la informática, la filosofía, la economía y también en el Management.
Del orden al caos
Un fractal es un objeto semigeométrico cuya estructura básica, fragmentada o irregular, se repite a diferentes escalas. El término fue propuesto en 1975 por el matemático francés Benoît Mandelbrot y deriva del latín fractus, que significa quebrado o fracturado. Muchas estructuras naturales son de tipo fractal: las nubes, las montañas, el sistema circulatorio, las líneas costeras, los copos de nieve.
Según Mandelbrot la geometría fractal representa la transición del orden al caos.
Los fractales tienen algunas propiedades interesantes, entre las que se puede mencionar la “autosemejanza”. Esto quiere decir que sus partes tienen la misma forma o estructura que el todo, aunque pueden presentarse en diferente escala y estar ligeramente deformadas.
Varias ciencias han usufructuado los conceptos de la geometría fractal en sus respectivas áreas de conocimiento, tales como la economía y el Management.
Las organizaciones fractales (modelo de organización de empresa desarrollado por Michel Henric-Coll) son sistemas complejos y flexibles que se auto-organizan y tienen éxito gracias a los objetivos compartidos y a la cohesión de los esfuerzos del grupo por alcanzarlos.
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