| En todos los lugares de trabajo se realizan trabajos de mantenimiento; forman parte de las tareas diarias de la mayoría de los trabajadores, y no sólo de los ingenieros o del personal técnico. La dotación que lleva a cabo las tareas de mantenimiento está expuesta a muchos peligros, por lo cual, las empresas deben realizar una evaluación del riesgo en los procesos y hacer que los trabajadores participen en dicha evaluación. Es imprescindible recordar que cuando un operario realiza trabajos de mantenimiento, su salud y su seguridad, así como las de sus compañeros, dependen de la calidad de su trabajo.
El mantenimiento de equipos, instalaciones, edificios o medios de transporte incluye aquellas acciones técnicas, administrativas y de gestión destinadas a mantenerlos en un estado que les permita realizar la función requerida ( ), o bien restablecer dicho estado, protegiéndolos de posibles fallos o deterioros. Entre las actividades de mantenimiento se incluyen: inspección, comprobación, medición, sustitución, ajuste, reparación, detección de fallos, sustitución de piezas, revisión.
Hay dos tipos fundamentales de mantenimiento: el mantenimiento preventivo (o proactivo) es llevado a cabo para preservar la funcionalidad y suele planificarse y programarse con arreglo a las instrucciones de los fabricantes; y el mantenimiento correctivo (o reactivo), que consiste en reparar algo para que vuelva a funcionar e incluye aquellas tareas no programadas ni planificadas que suelen estar asociadas a peligros y riesgos superiores a los que se abordan con el mantenimiento preventivo.
Los trabajadores que realizan actividades de mantenimiento tienen riesgo de desarrollar algunas de las siguientes patologías o daños: trastornos músculoesqueléticos, cuando se realizan tareas que requieren que se adopten posturas forzadas; problemas respiratorios relacionados con la exposición a materiales con amianto, al realizar mantenimiento de edificios viejos o instalaciones industriales; enfermedades dermatológicas y respiratorias debidas al contacto con sustancias peligrosas; asfixia al realizar actividades de mantenimiento en espacios confinados; enfermedades derivadas de la exposición a agentes biológicos, como la hepatitis A, o la legionella. También están expuestos a accidentes de muchos tipos, como caídas y golpes provocados por alguna pieza de maquinaria.
Las actividades de mantenimiento pueden ser variadas, desde aquellas secundarias -cambiar una lámpara o el cartucho de tinta de una impresora- hasta otras más relevantes, como realizar la inspección periódica de una central eléctrica.
Riesgos asociados a las actividades de mantenimiento
Con independencia de que se trate de una tarea más o menos importante, las tareas de mantenimiento siempre pueden tener un grave impacto en la seguridad y en la salud, no sólo de los trabajadores que las realizan, sino también de otros.
Teniendo en cuenta la amplia gama de riesgos asociados a la actividad, se hace necesario incluirla dentro del sistema general de gestión de las empresas. Para ello, habrá que llevar a cabo una exhaustiva evaluación de riesgos que abarque todas las etapas de la actividad, y todos los peligros. Esto es especialmente importante en el caso de las pequeñas y medianas empresas debido a su mayor vulnerabilidad con respecto a los efectos adversos de los accidentes.
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