| Lo que hoy llamamos “verde”, es sólo una pequeña parte de la sustentabilidad. Hay una enorme cantidad de emprendimientos que se llaman “verdes” y que, aun teniendo todas las certificaciones que los avalan, no son sustentables. Para ser verdaderamente sustentable es necesario comprender que la tierra no es inagotable y que tenemos la ineludible necesidad de incluir en la agenda de debate los temas humanos, los cuales no se deben olvidar ni subestimar a la hora de planificar un proyecto.
La decisión inmobiliaria sustentable
Cada día resulta más difícil el desafío de la sustentabilidad. El planeta se va transformando y se degrada debido a los desplazamientos humanos hacia las ciudades. En las ciudades, los gobiernos tienen más oportunidades para mejorar la calidad de vida de la gente y para resolver cuestiones como la pobreza, la educación y la salud.
Pero los centros urbanos tienen muy poca planificación y resultan ineficaces a la hora de acoger este nuevo flujo de personas. Entonces, encontramos casos como el de la inmensa extensión de México DF -en horas pico se puede tardar más de tres horas en atravesarlo-, San Pablo o Buenos Aires. En América Latina la situación es más grave que en el resto del mundo; basta decir que mientras el planeta llegó al 51% de población urbana en 2006, aquí ya superábamos el 77%.
Vivimos en un planeta urbano y, dentro de él, en un continente urbano, que incluye ciudades que tienen la complejidad de países y son receptoras de una población creciente. A modo de ejemplo podemos decir que el estado de San Pablo es, en cuanto a su cantidad de población, tan grande como la Argentina; Buenos Aires es tan grande como Chile y Santiago es tan grande como Paraguay.
Nos encontramos en una situación en la cual debemos enfrentarnos con este mundo cambiante: por un lado está aquello que vamos degradando, llevando al extremo, y por el otro, lo que vamos recuperando e instalando nuevamente en el mercado. El paisaje se va reciclando.
En la década del 90, en Nueva York, la basura de Manhattan se vaciaba en un basural en New Jersey que luego se recuperó. De esta manera se generaron bancos de tierra reconvertidos en reservas ecológicas, en lugares deseados, en motores de generación inmobiliaria.
¿Qué es el desarrollo sustentable?
Para la mayoría de la gente, el desarrollo sustentable es solamente una parte del repertorio de las frases políticamente correctas. Para una gran cantidad de personas, es una herramienta de marketing de una potencia tremenda. Y para unos pocos, es un compromiso responsable con la comunidad y con el futuro. Pero, aunque resulta muy beneficioso que el concepto se haya extendido tanto, los que finalmente producirán el cambio son aquellos que le encuentren un sentido económico.
Tenemos dos posiciones enfrentadas. Por un lado, la de los malthusianos, que adhieren continuamente a una visión trágica del futuro. En el año 1798, Thomas Malthus publicó su Ensayo sobre el principio de la población, donde pronosticaba que la población aumentaría con más rapidez que el suministro de comida. Allí explicaba que la cantidad de habitantes aumenta en progresión geométrica mientras que el suministro de comida sólo puede aumentar en progresión aritmética. Predijo que, cuando no hubiera suficiente comida para todos, se produciría una catástrofe y que esta catástrofe sólo se podría evitar limitando el aumento de la natalidad. A pesar de los numerosos pronósticos apocalípticos sobre la superpoblación mundial, ninguno ha sido acertado. El negocio inmobiliario, visto con la óptica malthusiana, genera dinero como único objetivo y degrada el planeta como un hecho inevitable; no con una voluntad de destruirlo, sino como una consecuencia necesaria.
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