La Biomimética es una disciplina emergente que busca soluciones para los problemas humanos mediante la emulación de los diseños, los procesos y las estrategias de la naturaleza. Cada especie, incluso las extintas, representa una historia de éxito perfeccionada a través de millones de años de selección natural. ¿Por qué no aprender de lo que ha creado la evolución? La emulación conciente de la vida puede convertirse en una estrategia de supervivencia para la raza humana, un camino hacia un futuro sostenible.

La Biomimética puede considerarse como un modo de pensar; se trata de desentrañar los procesos de la naturaleza e identificar las oportunidades para estos procesos y su aplicación. Es importante tener en cuenta que no se trata de “copiar” a la naturaleza, sino de “aprender” de la naturaleza.

La abundancia de diseños altamente eficientes y multifuncionales en la naturaleza se debe a los 3,5 mil millones de años de evolución. La seda de la araña es mucho más dúctil y cinco veces más resistente en relación con su peso que el acero de mayor grado. La luciérnaga produce luz fría con una pérdida de energía casi nula y los escarabajos bombarderos poseen en su parte trasera una cámara de combustión muy eficaz que dispara sustancias químicas hirvientes contra los posibles depredadores.

Existen varios ejemplos en la vida cotidiana de elementos creados a partir de diseños o procesos naturales. Tal vez el más exitoso y conocido sea la cinta de abrojo –mejor conocido como Velcro®–, patentado en 1951 por el ingeniero suizo George de Mestral. Se cuenta que, luego de dar un paseo, de Mestral descubrió lo complicado que resultaba desprender de sus pantalones y del pelo de su perro los frutos del cardo alpino y otras plantas. Intrigado por su fuerte poder de fijación, los estudió y encontró que cada fruto estaba cubierto por cientos de diminutos ganchos que se pegaban a las fibras de la tela o el pelo. Inspirándose en este ingenioso diseño, De Mestral desarrolló y patentó la conocida cinta de abrojo.

Otro ejemplo conocido es el dispositivo reflectante que se utiliza en señalización vial, comúnmente llamado “ojo de gato”. Se dice que su inventor se inspiró en el brillo de los ojos de los gatos en la oscuridad. De hecho los ojos de los gatos reflejan la luz y no "brillan" pues no poseen luz propia. En estos animales, la combinación del cristalino y el humor acuoso junto con el tapetum lucidum detrás de la retina crean un retrorreflector natural que hace que sus ojos brillen en la oscuridad.

Existen muchos otros ejemplos; las áreas donde se están llevando adelante las investigaciones incluyen la energía y la eficiencia de los recursos, la ingeniería de los materiales, la robótica, las estructuras ligeras, la arquitectura y el diseño. En el campo de la arquitectura, que también se ha involucrado con la biomimética, actualmente existen numerosos productos comerciales y varios edificios que han aprendido las lecciones de la naturaleza. Sin embargo, sólo hay un número muy reducido de proyectos en todo el mundo que han integrado el concepto a gran escala.

El enfoque de la biomimética puede ser útil para encontrar nuevas soluciones a problemas bien conocidos en el ámbito de la arquitectura.

La sabiduría de las termitas
El arquitecto africano Mick Pearce ha adoptado el modelo biomimético en dos de sus obras: el edificio Eastgate Centre en Harare, Zimbabwe, y el Council House 2 en Melbourne, Australia. Ambas construcciones –destinadas a uso comercial y administrativo- utilizan sistemas pasivos de climatización basados en el gradiente térmico, y ambas se inspiraron en la obra de un pequeño insecto: la termita.

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