| El estrés consiste en un esquema de reacciones «arcaicas» que preparan al organismo humano para la pelea o la huida, es decir, para la actividad física. El estrés era la respuesta adecuada cuando el hombre prehistórico tenía que enfrentarse a una manada de lobos, pero no lo es cuando el trabajador actual tiene que esforzarse para adaptarse a turnos cambiantes, tareas muy monótonas y fragmentarias o a clientes amenazadores o excesivamente exigentes. Suele ser síntoma de una mala adaptación y producir enfermedades.
La salud y el bienestar pueden verse influidos por el trabajo tanto positiva como negativamente. El trabajo puede constituir un objetivo y dar sentido a la vida. Puede estructurar y llenar de contenido nuestra jornada, la semana, el año, la vida entera. Puede ofrecernos identidad, autoestima, apoyo social y recompensas materiales. Todo esto puede suceder si las exigencias laborales son óptimas (y no máximas), si a los trabajadores se les permite ejercer un grado razonable de autonomía y si el «clima» de trabajo es amable y favorable. De ser así, el trabajo puede ser uno de los factores favorecedores de la salud más importantes de nuestra vida.
Por el contrario, si las condiciones de trabajo presentan los atributos opuestos, pueden —al menos, a largo plazo— producir enfermedad, acelerar su curso o desencadenar sus síntomas.
Entre los mecanismos patógenos se incluyen los siguientes:
• Reacciones emocionales (ansiedad, depresión, hipocondría y alienación).
• Reacciones cognitivas (dificultad para concentrarse, recordar, aprender nuevas cosas, ser creativo, tomar decisiones).
• Reacciones de conducta (consumo de drogas, alcohol y tabaco; conducta destructiva y autodestructiva, e inhibiciones ante la búsqueda y la aceptación de ofertas de terapias y rehabilitación).
• Reacciones fisiológicas (disfunción neuroendocrina e inmunológica).
La situación actual
El estrés relacionado con el trabajo, sus causas y sus consecuencias son muy frecuentes. Más de la mitad de los trabajadores afirman que trabajan muy rápidamente (56 %) y con plazos ajustados (60 %). Más de un tercio no puede ejercer ninguna influencia en la ordenación de las tareas; el 40 % señala que realiza tareas monótonas.
Es probable que estos factores de estrés relacionado con el trabajo hayan contribuido a las actuales manifestaciones de enfermedad: un 15 % de los trabajadores se queja de dolores de cabeza, un 23 % de dolor en el cuello y hombros, un 23 % de fatiga, un 28 % de «estrés» y un 33 % de dolor de espalda. Los factores mencionados también contribuyen a otras muchas enfermedades, incluso algunas que pueden poner en peligro la vida.
El estrés relacionado con el trabajo continuado es un factor determinante y significativo de trastornos depresivos. Estos trastornos constituyen la cuarta causa principal del volumen de enfermedades en todo el mundo. Se prevé que para el año 2020 llegarán a ser la segunda causa, detrás de la cardiopatía isquémica, pero delante de todas las demás enfermedades.
Es bastante probable que el estrés relacionado con el trabajo sea un factor importante para el desarrollo del síndrome metabólico . Este síndrome contribuye a reforzar la morbilidad de la cardiopatía isquémica y de la diabetes tipo II.
Así, el estrés puede influir en prácticamente todos los aspectos de la salud relacionados con el trabajo.
(...) La nota completa, en el número impreso |