Hoy en día las organizaciones deben enfrentarse con una fuerza laboral heterogénea; dentro de la misma compañía conviven representantes de varias generaciones con distintos valores, culturas, intereses y motivaciones. Para maximizar las oportunidades y minimizar los problemas, los directivos deben poner en marcha un nuevo estilo de dirección y liderazgo que responda eficazmente a las demandas de esta diversidad.

Las organizaciones son un fenómeno antiguo, pero las empresas de hoy en día se parecen muy poco a las del siglo pasado. Durante el siglo XX las formas de trabajo fueron evolucionando en la medida en que las organizaciones fueron haciéndose más complejas y las ciencias como la ingeniería, la sociología, la psicología, la teoría de sistemas, las telecomunicaciones y la informática fueron desarrollándose.

Basta con recordar “Tiempos Modernos”, el célebre largometraje de 1936 protagonizado por Charles Chaplin, para tener un retrato de las condiciones desesperadas de empleo que la clase obrera tuvo que soportar durante la época de la Gran Depresión; condiciones promovidas por el modelo taylorista imperante: una visión mecanicista basada en la verticalidad, el control y la dirección del trabajo.

En la actualidad, los nuevos paradigmas son bien diferentes; un recorrido por el “universo Google” nos revela los contrastes: mesas de billar y ping-pong, gimnasio, cafetería, salones para relajación y esparcimiento, entre muchas otras amenities y beneficios ofrecidos a los empleados. Es evidente que la empresa apuesta a la creatividad por sobre la obligación, está empeñada en ser una organización empática con su personal y transmite mensajes claros al respecto. Las acciones a través de las cuales se gestiona el clima interno contemplan los intereses emocionales de sus colaboradores (además de los económicos). El promedio de edad de sus empleados está en el orden de los 25 años.

Pero a diferencia de estos dos modelos extremos y antagónicos, la mayor parte de las organizaciones tiene que enfrentarse con una fuerza laboral heterogénea; dentro de la misma compañía deben convivir representantes de varias generaciones. El aumento de la diversidad, tanto social como profesional, ha despertado un enorme interés entre los directivos; ahora enfrentan una situación que presenta nuevos retos y nuevas oportunidades.

La brecha generacional
Las diferencias culturales entre los distintos grupos etarios representan una diversidad de intereses y motivaciones difíciles de uniformar en el ámbito corporativo. Al recorrer esos grupos y sus características se pueden observar las diferencias.

• Los Baby Boomers
El término “Baby Boomer” designa a la generación nacida entre 1945 y 1960, luego de la Segunda Guerra Mundial. En ese momento se produjo un inusual repunte de la tasa de natalidad en varios países anglosajones (Estados Unidos, Canadá, Australia y Nueva Zelanda). Esta es la era del consumo y los medios masivos de comunicación. Y es la era de la liberación femenina y del acceso masivo de la mujer al mercado laboral.
Es la generación de los “eternos jóvenes”, del rock y del hippismo, de los Beatles, de Woodstock, de Martin Luther King, de la caminata en la luna, de la guerra de Vietnam.
Están acostumbrados a trabajar en entornos jerárquicos y competitivos, hacen del trabajo bajo presión un estilo inconfundible de gestión. El rol laboral que poseen es parte de su identidad por lo cual es muy apreciado y defendido. Para ellos, el trabajo está por sobre la vida personal.

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