Los sistemas ineficientes de climatización, la hermeticidad de los edificios, las emisiones de compuestos presentes tanto en los materiales de construcción, como en los muebles, accesorios y equipos utilizados en las oficinas, pueden enrarecer el aire interior y ocasionar molestias a sus ocupantes. La incorporación de plantas puede resultar una alternativa que, además de reducir los niveles de sustancias contaminantes en el aire, aporta otros importantes beneficios para las personas.

Durante la década del 70, debido a la crisis del petróleo, se comienza a buscar una disminución en los costos energéticos de los edificios de oficinas y comerciales a expensas de una drástica reducción de la toma de aire exterior en los sistemas de climatización, junto con un aumento progresivo en la aislación y la hermeticidad de las aberturas.

Sin embargo, los ocupantes de estos edificios comenzaron a quejarse de varios problemas de salud tales como picazón de ojos, erupciones en la piel, somnolencia, congestión respiratoria y de los senos paranasales, dolores de cabeza, y otros síntomas relacionados con alergias. Se determinó, entonces, que la estanqueidad de los edificios contribuía significativamente con los problemas de salud de las personas. Al mismo tiempo, la presencia en los inmuebles de algunos materiales sintéticos conocidos por emitir gases tales como los compuestos orgánicos volátiles (VOC), se vinculó a numerosos problemas de salud.

Finalmente, en el año 1982, la Organización Mundial de la Salud reconoció la existencia del denominado Síndrome del Edificio Enfermo (SEE), definido así cuando más del 20% de los ocupantes de un inmueble se queja de síntomas que afectan su salud o bienestar sin que se pueda diagnosticar clínicamente una enfermedad, pues estos síntomas desaparecen cuando los afectados abandonan el edificio.

Actualmente, en los edificios energéticamente eficientes, los muebles y los equipos de alta tecnología emiten cientos de compuestos orgánicos volátiles que posiblemente interactúen unos con otros. Incluso, en concentraciones por debajo de los límites de detección de la actualidad, algunos de estos productos químicos y subproductos de reacción pueden afectar negativamente a los habitantes de estos edificios.

A los efectos de minimizar o eliminar los efectos del SEE se pueden abordar distintas estrategias que pueden incluir la sustitución de equipos y equipamientos que se sabe que emiten sustancias tóxicas, la modificación del programa de mantenimiento, la retención de partículas en suspensión, el uso de lámparas UVC para la destrucción de hongos, virus y bacterias tanto en el aire como en los sistemas de aire acondicionado, la modificación en las aislaciones, etc. Pero en este artículo abordaremos la importancia de la incorporación de plantas de interior que, además de reducir los niveles de contaminantes del aire, tienen otros importantes beneficios para las personas.

• Mejoran la calidad del aire interior
Mientras se estudiaba el desarrollo de tecnologías que permitieran a los seres humanos vivir en ambientes totalmente cerrados, tales como una estación espacial, la NASA descubrió que las plantas ayudan a reducir algunas sustancias químicas presentes en el aire tales como los compuestos orgánicos volátiles (COV), el formaldehído (presente en el humo de cigarrillo, los materiales de aislación, el pegamento para alfombras, etc.), el benceno (agente carcinogénico presente en el humo del tabaco y en ciertas soluciones limpiadoras) y el tricloroetileno (existente en los adhesivos en aerosol y conocido agente cancerígeno).

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