En muchos países hoy se impone tener un espacio seguro que garantice sin reservas la integridad física de personas y bienes; esto es así no sólo en el ámbito de la vivienda, sino también en el de la oficina o la empresa. Para ello existen diferentes estrategias y aquí nos ocuparemos de aquellas que garantizan la seguridad hasta el momento de la llegada de ayuda.

Contrariamente a lo que se suele creer, el concepto de recinto seguro y secreto lo podemos rastrear hasta el antiguo Egipto, donde los tesoros eran enterrados en habitaciones ocultas dentro del gran volumen de las pirámides. Sin embargo, en términos de seguridad para la vida, la idea de la habitación del pánico empezó con los castillos medievales. Estos contaban con una habitación situada en la zona más profunda de la fortaleza para que el señor feudal pudiera ocultarse durante la eventualidad de un sitio. Durante el siglo 17 en Inglaterra, en pleno apogeo de la persecución a los católicos, aparecieron los “priest hole”, lugares ocultos destinados a esconder a los sacerdotes. Y en los Estados Unidos podemos encontrar el “Underground Railroad” del siglo 19, una vasta red de rutas y habitaciones seguras destinadas a ocultar esclavos fugitivos.

El concepto moderno de espacio de seguridad -también conocido como Panic Room- apareció por primera vez en países como Estados Unidos e Inglaterra, donde existen desde la década del 50. Surgidos a partir de la Guerra Fría como defensa frente a un ataque nuclear, estos bunker fueron transformándose a comienzos de los 80 en respuesta al aumento del riesgo de ataques terroristas y secuestros de alto perfil. Normalmente, el objetivo de este espacio consiste en proporcionar protección a corto plazo hasta la llegada de ayuda o hasta que los atacantes abandonen la escena. Pero en casos extremos, como puede ser una toma de rehenes, puede ser utilizado por un período de tiempo más prolongado.

Los espacios de seguridad podrían definirse, entonces, como un lugar físico especialmente acondicionado para proteger personas o bienes de una potencial amenaza externa. En la mayoría de los casos, estos espacios son concebidos para proteger a los ocupantes contra intentos de asalto, agresión física o secuestros; pero también sirven para conservar a salvo bienes de gran relevancia para las personas y empresas. Estos recintos especiales, que están preparados para afrontar situaciones de crisis y peligro real, podrán ser adaptados o instalados tanto dentro de una vivienda como en oficinas, dentro de cualquier recinto elegido por la compañía.

Generalmente, el espacio de seguridad deberá adaptarse a los riesgos probables dentro de un inmueble existente. Pero si se trata de una construcción nueva o de una refacción importante, el Panic Room puede ser diseñado desde cero para un rendimiento óptimo, y las áreas circundantes se plantearán para adaptarse a él. La mayoría de las veces, sin embargo, la sala deberá ser incorporada a una propiedad existente por lo cual será necesaria una mayor atención y cuidado en el diseño.

Cada Panic Room será planeado de acuerdo con las necesidades del usuario, y los factores de diseño estarán relacionados con el riesgo potencial de las personas o bienes a proteger, los cuales serán producto de un análisis particular.

Obviamente, el costo de cada espacio dependerá del nivel de riesgo y de seguridad requeridos; sin embargo, un ambiente bastante seguro, capaz de prevenir y retrasar el acceso de los intrusos durante un período significativo de tiempo, a menudo se puede lograr con un costo bastante bajo.

Ubicación
Las características del edificio donde se localizará el espacio son de gran importancia.

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