| A través de este artículo, el Arq. Ignacio Arciniegas Noguera -perteneciente al equipo de diseño de Arquitectura e Interiores- nos conduce, desde una perspectiva lógica y cotidiana, a apreciar el valor de lo que se está realizando en Colombia y en Latinoamérica con respecto al interiorismo. Una experiencia de la arquitectura que sólo se da recorriéndola, intentando ver, a través de sus colores y sus formas, lo que el arquitecto quiso expresar; y teniendo siempre presente que el diseño, la construcción y el medio ambiente deben estar estrechamente ligados para que la sostenibilidad sea una realidad no tan lejana en nuestros países.
Reconocimiento de lo que nos rodea
Desde sus inicios, la arquitectura ha sido el agente transformador del ambiente natural que modifica el entorno para satisfacer necesidades humanas tales como el refugio, la religión, el poder y el comercio, entre otras. Pero que en cualquier caso cumplen con el mismo objetivo: crear un nuevo ambiente; para lo cual van a ser afectados, positiva o negativamente, factores “extra-arquitectónicos”, factores que podríamos enumerar ampliamente, pero que en este caso agruparemos en dos grandes campos: la Naturaleza y la Interacción Humana.
Al diseñar y construir una casa, un museo, o unas oficinas, es inevitable que el espacio circundante cambie. Este cambio, que nace gracias a aquello que se va a desarrollar en su interior, ya no será más meramente particular o privado (como evidentemente se pudo haber planeado) sino que de su buena ejecución estética y constructiva dependerá la sostenibilidad del ambiente que lo rodea.
Es por esto que nosotros -arquitectos, ingenieros, administradores, o empresarios- debemos estar enteramente comprometidos con el diseño como garantía de bienestar humano y con la construcción como la puerta hacia la sostenibilidad del medio ambiente.
Reflejo de una época
El mundo y la manera como vivimos han cambiado históricamente, desde la época en la que la importancia de la construcción y el diseño se basaba en la búsqueda de la inmortalidad a través de la arquitectura, hasta hoy, cuando podemos valorar todo lo que hemos creado, y comenzamos a percatarnos de lo que estamos perdiendo. Sólo reconociendo esta historia podemos definir qué cosas han sido acertadas y cuáles no debemos repetir. En consecuencia, es importante resaltar que estamos viviendo una época en la que el diseño, la exploración formal y el estudio del medio ambiente tienen todo sobre la mesa -los materiales, la tecnología, las investigaciones académicas y los medios de difusión-, para garantizar la creación de proyectos arquitectónicos amigables con el ambiente y comprometidos con el confort de las personas que los habitan.
Es innegable que Latinoamérica está en camino hacia ello, y para llevarlo a cabo con éxito deberá existir una unión de esfuerzos enfocados hacia un mismo norte. Estos esfuerzos tienen que partir de la apuesta inequívoca de los clientes, de los grandes administradores de edificios y de las empresas, en crear espacios que, cumpliendo con su cometido final de desarrollo económico, académico o gubernamental, también propendan a crear ámbitos donde las personas se sientan a gusto, donde puedan encontrar zonas de encuentro, de esparcimiento o de desarrollo cognitivo. Hacer del día a día una experiencia positiva, sorpresiva y no rutinaria ni repetitiva.
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