La relocalización de las oficinas de la representación del Banco Interamericano de Desarrollo en México constituyó un reto interesante, no sólo por la oportunidad que significaba para mejorar la productividad y la comunicación entre los usuarios locales, sino también por el hecho de que este proyecto serviría como plan piloto para la remodelación de otras oficinas del banco en Latinoamérica. La empresa GA&A, que tuvo a su cargo la construcción del proyecto, cuidó muy de cerca el manejo de los estándares de trabajo, de la iluminación, de las adyacencias, de las visuales y de la comunicación entre los distintos grupos de trabajo, teniendo siempre presente que se contaba con un presupuesto acotado y un plazo de entrega definido e inamovible.

El edificio seleccionado, de reciente construcción y uso mixto, además de ser moderno y seguro cuenta con toda la infraestructura necesaria para cualquier espacio corporativo de nivel mundial, y aloja a algunas de las empresas nacionales e internacionales más importantes en México.

Las oficinas ocupan los pisos diez y once del edificio. Por razones operativas fue necesario unir ambos niveles con una escalera que, además de cumplir la función de enlace físico, funciona como punto focal y como referencia dentro del espacio.

A fin de reducir el consumo energético se recurrió a soluciones tecnológicas prácticas y sencillas. En los sistemas de iluminación se utilizaron balastos atenuables en despachos privados, sensores de presencia en todas las áreas cerradas y un control maestro “daylight” que regula la iluminación en todo el espacio según sea la demanda en las diferentes áreas. Asimismo, se integró un sistema de multimedia en las salas de juntas y de consejo para poder contar con comunicación por audio y video con otras sucursales y con los clientes.

La imagen y la calidad del espacio terminado reflejan la cultura sencilla y productiva del banco, sin dejar de mirar hacia el futuro, con la certeza de que debe dar servicio al usuario por muchos años contando con las mejores herramientas en lo que a espacio operativo se refiere.

Algunas sutilezas de diseño, como una lámpara de gota en la recepción principal, reflejan la preocupación por el detalle simple pero diferente, que lo hacen agradable y memorable a la vez.

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