| A partir de 1948 se inicia en Japón un proceso que modificaría el mundo de la calidad y los negocios. Este proceso, inspirado paradójicamente por un grupo de pensadores norteamericanos, deriva en 1962 en la formación de los primeros círculos de calidad, predecesores de los actuales equipos de mejora continua. Uno de los impulsores de este extraordinario surgimiento del Japón después de la devastación de la Segunda Guerra Mundial fue Eduard Deming. Y como nadie es profeta en su tierra, recién 30 años después conquistó América.
En el año 1980, treinta años después de haber enseñado a los empresarios japoneses sus métodos, William Deming, el autor del "milagro japonés", fue descubierto en los Estados Unidos.
Quien lo descubrió fue una productora de la NBC, Clare Crawford Mason, quien estaba preparando un documental sobre la precaria posición de la industria norteamericana frente a sus principales rivales económicos, los japoneses, y escuchó hablar sobre un profesor miembro de la American University llamado Deming que realizaba consultorías en el área de calidad.
La entrevista con Deming la dejó atónita; la historia de su trayectoria en Japón y los documentos que la respaldaban no le dejaron dudas de que había descubierto al autor del milagro japonés en su propia tierra, los Estados Unidos. Durante esos treinta años, Deming había predicado las mismas enseñanzas allí, pero los empresarios norteamericanos nunca lo escucharon.
El 24 de junio de 1980 salió al aire uno de los documentales más famosos en la historia de la televisión norteamericana con el título: "Si Japón puede, ¿por qué nosotros no?", en el curso del cual se realizó una entrevista a Deming. Su explicación fue la siguiente: "Los empresarios japoneses usan métodos estadísticos. No sólo los aprendieron sino que los han incorporado, de la misma manera en que incorporan las cosas buenas de otras culturas. Están devolviendo al mundo los productos del control estadístico de la calidad de una manera que el mundo nunca antes lo vio."
Así, a los 80 años de edad, William Deming sale del anonimato y se gana el reconocimiento de su país y del mundo entero como Líder de la Calidad.
William Deming, doctor en física, matemático y experto en estadística, fue reclutado en 1947 por el Alto Comando Aliado y enviado a Japón para ayudar a preparar el censo japonés de 1951. Japón estaba sufriendo las consecuencias de su participación en la Segunda Guerra Mundial; estaba en ruinas y su población desprotegida y hambrienta. Deming se sentía muy afectado por la tragedia del pueblo japonés y pasaba más tiempo con sus colaboradores japoneses que con los integrantes de la colonia norteamericana en Japón.
La Unión de Científicos e Ingenieros Japoneses se hallaba abocada a la reconstrucción del país y, en el año 1950, solicitó la ayuda de Deming. La respuesta de Deming fue: "Como remuneración, yo no deseo nada. Será para mí un gran placer ayudarlos". El 19 de junio, ante una multitud de quinientas personas y en un salón donde sólo se podía permanecer de pie, Deming dio la primera conferencia de un conjunto de doce que se desarrollarían a lo largo y ancho del país.
Pero Deming se dio cuenta de que no estaba frente a la audiencia correcta; no eran los científicos e ingenieros quienes podrían mejorar la calidad de los productos japoneses (que era bastante deficiente), sino los gerentes y dueños de las empresas. Entonces, cuando estuvo frente a ellos les habló así: "Ustedes pueden producir calidad. Tienen el método para hacerlo. Han aprendido lo que es calidad. Deben llevar a cabo investigaciones de mercado, mirar hacia el futuro y producir bienes que tendrán mercado por años, y deben permanecer en el negocio. Tienen que hacerlo para comer.”
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