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Con la llegada del microprocesador al escenario tecnológico en la década del 70, la irrupción de las computadoras y las redes informáticas, comenzaba una nueva era en la organización de los espacios de los edificios de oficinas.
No caben dudas de que, a partir de entonces, la informática invadió por completo el ambiente de trabajo. Se hicieron necesarios nuevos sistemas de apoyo, nuevas herramientas y nuevos entornos en los cuales trabajar. La infraestructura que da soporte a este nuevo estilo de trabajo -la red eléctrica, y la de voz y datos- comenzó, entonces, a desempeñar un papel particularmente importante y debió adecuarse a nuevas y mayores exigencias.
En el caso de la red informática, las conexiones físicas tendieron a ser cada vez más flexibles, permitiendo a la gente conectarse rápida y fácilmente a la red corporativa, tanto dentro como fuera de la oficina. Pero con el advenimiento de las redes wireless que permiten la conexión de alta velocidad en un perímetro de varios metros circundantes al transmisor, ya no hace falta buscar un conector porque el usuario dispone de una conexión permanente dentro del área de alcance de la red, o se desplaza hacia un hot spot.
El acceso a la red eléctrica, en cambio, ha sido hasta hoy un componente indispensable, ya que hasta el más moderno de los equipos portátiles necesita un enchufe para recargar las baterías. Pero en estos días, según parece, el último cable que nos mantiene atados a las redes está empezando a cortarse. Ya hay en marcha numerosos proyectos para transmitir electricidad en forma inalámbrica. El concepto no es nuevo –ya lo había ideado Tesla a principios del siglo pasado–, pero se está desarrollando de manera comercial para recargar las baterías de los equipos portátiles, ya se trate de laptops, PDAs o teléfonos celulares.
Esta tecnología deberá madurar con el tiempo, al igual que el Wi Fi, y tal vez nos brindará la posibilidad de estaciones de recarga inalámbrica en el futuro. Entonces, bastará con entrar en un entorno con conectividad y los dispositivos tendrán acceso a las redes de datos junto con la recarga de sus baterías.
Sin duda, este nuevo grado de movilidad nos obligará a replantear el mobiliario y la forma en que usaremos los espacios en las oficinas de este futuro próximo.
Víctor Feingold
Arquitecto
Director FM |