Los cambios sociales, políticos, económicos y tecnológicos han modificado las formas de trabajar. El trabajo a distancia y la oficina virtual son un emergente de las nuevas tecnologías de la información en un mundo globalizado, y representan una transformación de la naturaleza misma del trabajo. Las empresas buscan una mejor adaptación de sus espacios a la realidad laboral al tiempo que pretenden optimizar sus recursos para ser más competitivas. Por ello, las herramientas para la planificación y el diseño se están modificando permanentemente.
Una breve cronología
Un modelo laboral, no tan lejano en el tiempo, concebía los quehaceres del trabajo en un campo de acción íntimamente ligado al de la vida privada, integrando casa y taller, casa y negocio o casa y campo. Con el tiempo surgieron los grandes edificios de oficinas con una concepción de carácter ingenieril a imagen y semejanza de las industrias; edificios corporativos regidos por un modelo predominantemente norteamericano, constituyeron los ámbitos apropiados para la concentración de las tareas y, obviamente, la localización de la gente que las llevaba a cabo. De este modo quedaba directamente asociado el acto de presencia, y su consiguiente control, como principio básico que aseguraba el cumplimiento de los objetivos de la compañía. Este nuevo modo de trabajo comenzó a marcar la polarización de la jornada laboral y la vida privada de las personas. Pero desde hace unos años, las compañías vienen transformando considerablemente sus culturas.
Algunas tendencias que marcan las nuevas culturas laborales
- Estar y no estar
La informática, junto con el desarrollo tecnológico de las comunicaciones, logró cambiar conceptualmente gran parte del manejo de la información que se desarrollaba dentro de las empresas, como así también el concepto de presencia física -hoy devenida de manera creciente en presencia virtual-, donde el “ser” va dejando de lado la asociación con el acto de “estar”. Un simple y cotidiano ejemplo es el mail; este término, que hasta hace pocos años era asociado al buzón y, por ende, a un sistema que hacía necesario el traspaso material y geográfico de la información enviada, se ha convertido en el actual e-mail, medio virtual que prácticamente reemplaza al anterior. Pero un ejemplo aún más reciente y contundente lo constituye la telepresencia: un sistema por el cual se simula la presencia física de las personas a través de imágenes y sonidos de alta resolución. Por este medio puede simularse, con un alto grado de realidad, una reunión con personas presentes simultáneamente en distintos lugares geográficos.
Podemos asegurar que existe una tendencia sostenida a disociar la presencia de la materialidad en la realización de las tareas laborales, lo cual puede ser logrado a través de medios tecnológicos que contribuyen y potencian los objetivos de las empresas.
- Trabajo remoto
Lo descrito anteriormente va dando lugar, de manera cada vez más creciente, al trabajo desarrollado en forma remota. Esto no significa que una persona que realiza gran parte de sus tareas desde un lugar remoto, no se presente periódicamente en la oficina; hasta el momento, aún sigue siendo muy necesaria la socialización: reunirse, verse y percibirse personalmente. Así es como los layouts de las oficinas van previendo espacios de trabajo para quienes las visitan ocasionalmente o necesitan trabajar de manera eventual dentro de estos ámbitos. Dadas las características de este usuario circunstancial, estas posiciones no suelen poseer un usuario fijo y tienen un perfil semipúblico; de la misma manera en que un hotel nos brinda transitoriamente sus servicios, o que en una casa se dispone de uno de los cuartos para los huéspedes, estos ámbitos brindan los servicios necesarios para estos usuarios eventuales.
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