Recién en estos últimos años, las cuestiones ambientales se han vuelto evidentes y de alcance global. Junto con ello, el concepto de “arquitectura sostenible” ha ido instalándose en los medios, aunque no del mismo modo en la práctica profesional. La divulgación del concepto de sostenibilidad en el diseño y la construcción como una actitud “políticamente correcta”, trajo aparejada una inundación del mercado con productos “verdes”. El “verde” se puso de moda. Diseño sostenible, edificios verdes, edificios inteligentes, construcción ecológica, son tan sólo algunos de los términos que se utilizan hoy en día para definir un mismo concepto que no siempre es bien comprendido y que, en ocasiones, sólo sirve como eslogan publicitario y argumento de venta.

Para aplicar el concepto de sostenibilidad a la arquitectura y a la construcción hay que tener en cuenta todo el ciclo de vida del inmueble. Hay que comenzar desde la concepción, el diseño y la ejecución, pasando por el uso y la explotación que se dará al edificio a lo largo de toda su vida útil hasta llegar al fin de la misma, momento en el que deberá ser adecuadamente reincorporado al medio natural o reutilizado.

La visión sostenible de la arquitectura implica comprenderla como un eslabón en una larga cadena que comienza en el medio ambiente natural, y que luego se transforma, se combina, se complejiza en la obra y, por último, se mantiene a lo largo del tiempo con el uso del edificio, para terminar reciclándose.

Hoy, creo, la pregunta no debe ser si adoptar o no consideraciones de tipo ambiental en el diseño, sino cómo y cuál será la mejor estrategia de diseño sostenible que podemos aplicar. Y hacerlo con honestidad, al margen de las modas.


Víctor Feingold
Arquitecto
Director FM