| Brian McKiernan es Vicepresidente de Lutron Electronic, compañía que desde 1961 viene liderando el desarrollo de controles de iluminación. Participó en el diseño del sistema de control de iluminación del museo Guggenheim de la ciudad de Bilbao, y pasó con éxito el desafío de numerosos proyectos en Europa, EE.UU. y Oriente.
Para Brian McKiernan sólo bastan dos argumentos para justificar la utilización de estos sistemas: el ahorro energético que producen, superior al 50%, y el retorno de la inversión en menos de un año.
Recibió a Facility Magazine en el showroom de Ateka y nos explicó por qué hoy no se puede concebir un edificio sin la incorporación de esta tecnología.
-¿Cuándo comienza el diseño de un sistema para el control de la iluminación?
-El diseño de control de la iluminación está compuesto por dos aspectos: por un lado está el que contempla las necesidades de iluminación del cliente, y por el otro, está el diseño de los controles para gestionar esa iluminación deseada. Claramente no son similares las necesidades de iluminación de un hospital, de un museo, de una casa o de un edificio corporativo. Se debe tener muy en cuenta el uso del edificio para decidir sobre la iluminación requerida.
En este momento estamos trabajando en un proyecto para un edificio de 50 pisos en Santiago de Chile, donde primero priorizamos las necesidades de iluminación y en función de ellas desarrollamos el sistema de control.
-¿Cómo están influyendo las distintas configuraciones de oficinas en la iluminación?
-Les doy un ejemplo. Actualmente estamos trabajando en Nueva York en el proyecto de un edificio de 50 pisos, el edificio de la revista Time, donde hemos instalado más de 10 mil balastos que se pueden gestionar desde una palm. Se trata de un tipo de balasto inteligente que utiliza tecnología DALE, un tipo de protocolo europeo. Este sistema de control tiene tres sensores diferentes: sensores de movimiento, sensores de día y sensores infrarrojos para su regulación remota. Las necesidades de Santiago y de Nueva York son completamente diferentes, pero los equipos son los mismos y cada uno se configura de acuerdo con las necesidades.
-¿Y qué ocurre con el mantenimiento?
-Con los sistemas de control de iluminación se logra extender considerablemente la vida útil de las lámparas fluorescentes. Así, el costo de mantenimiento es menor, porque cuando se reduce en un 20% la intensidad de la iluminación se logra quintuplicar la vida útil de las lámparas. En cambio, con las lámparas incandescentes la relación es lineal. Un 10% menos de potencia genera igual incremento de la vida útil.
En los grandes hoteles argentinos, por ejemplo, se deben cambiar alrededor de cincuenta lámparas por día. Si uno mira el cielorraso de los grandes lobbies siempre encuentra una lamparita defectuosa. Para mantener bien iluminado el edificio se necesitan al menos dos personas por día, exclusivamente dedicadas a ello.
-¿A qué se debe esta diferencia en la vida útil?
-Exclusivamente al nivel de desarrollo tecnológico. En el caso de las lámparas fluorescentes, con un adecuado sistema de control se logra incrementar su eficiencia. Basta con bajar apenas un poco la potencia de trabajo, y la vida útil de las luminarias se cuadruplica. Esto repercute en un menor mantenimiento.
Es importante resaltar que el ojo humano no logra percibir una disminución del 10% en la intensidad de la luz, y con ello se logra una menor utilización de la energía eléctrica y la duplicación de la vida útil de las lámparas. Si se baja al 80%, la vida útil se extiende cuatro veces. Por eso, desde Lutron brindamos una garantía de 8 años a nuestros productos, aunque en realidad pueden alcanzar una vida de 20 años gracias al control de iluminación.
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