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No hay que esperar a que ocurra una emergencia o una tragediapara ponernos a pensar en las medidas de prevención. Te n e runa actitud responsable, prepararse para una contingencia,adquirir comportamientos y habilidades para enfrentar unasituación de peligro, son conductas que nos ayudarán a afro n t a rcon éxito la coyuntura.
El 27 de mayo de 2004, la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires aprobó la ley 1.346 que establece la creación de un plan de evacuación y simulacro para casos de incendio, explosión y advertencia de explosión. Establece la realización de simulacros dos veces al año y es de aplicación obligatoria en edificios, tanto públicos como privados, oficinas, escuelas, hospitales y en todos aquellos que brindan atención al público. Es necesario adecuar el plan a las características propias del inmueble, teniendo en cuenta que es de aplicación voluntaria en el caso de las viviendas particulares.
El objetivo es optimizar la coordinación de los grupos de emergencia para lograr una atención inmediata y eficiente en caso de que ocurra un siniestro, logrando así minimizar las pérdidas de vidas y atenuar la destrucción de los bienes materiales.
El texto aprobado -que modificó la ley 1.346, sobre planes de evacuación y simulacro- ordena que la Dirección General de Defensa Civil, dependiente del Ministerio de Gobierno porteño, sea la responsable de coordinar con las reparticiones nacionales, provinciales, ONG’s, empresas de servicios públicos y organismos privados, la realización de los simulacros de atención de catástrofes. Éste será también el organismo certificador de los planes de evacuación y los planos que impone dicha ley.
¿En qué consiste el plan?
Consiste en un documento escrito, elaborado en forma participativa, que servirá de guía en lo que hay que hacer ante una emergencia.
El primer paso hacia la elaboración de ese plan consistirá en identificar y tomar conciencia de los riesgos existentes en el establecimiento con respecto a las actividades cotidianas de carácter individual y colectivo. Una vez hecho esto, es conveniente unificar criterios entre el personal directivo y no directivo de la institución para diseñar un plan de evacuación que permita saber cómo actuar en una emergencia y así reducir los probables efectos de un siniestro.
Según recomendaciones de la Dirección General de Defensa Civil de la Provincia de Buenos Aires, a la hora de elaborar un plan de evacuación se deberá cuantificar todo el personal de la institución, detallando la cantidad de personas, sexo, turnos de trabajo y características de las personas: si son adultos, niños o ancianos, si hay discapacitados, si habitualmente hay personas ajenas al lugar que desconocen las dependencias, etc.; para ello se pueden elaborar cuadros a fin de facilitar las tareas y tener la información más accesible.
Se debe elaborar un inventario de recursos humanos disponibles en el plantel para la atención de accidentes y desastres indicando los nombres y apellidos, la dirección, teléfono, horario y especialidad de las personas que podrían colaborar en la atención de una emergencia: médicos, enfermeras, auxiliares, socorristas de Cruz Roja, ingenieros, técnicos, miembros de Defensa Civil, Bomberos, etc.
Otro tema de importancia es informar al plantel acerca de cómo prevenir riesgos y enfrentar una situación de emergencia, y también capacitarlos en los conocimientos básicos de primeros auxilios.
En base a la información recopilada se elaborará un listado de actividades que sea posible ejecutar con el personal de la institución, a fin de prevenir los riesgos o mitigar los efectos de un siniestro, y definir la organización mínima requerida para la ejecución de las tareas de prevención. Para ello se puede realizar una consulta general con el personal y establecer responsables de su ejecución con un plazo para su realización.
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