Hoy en día existe una conciencia generalizada acerca de la urgencia que el impacto del cambio climático y la degradación del medio ambiente están generando a nivel mundial; la globalización de la economía y los acelerados cambios tecnológicos están produciendo importantes cambios sociales. En este contexto, crece la percepción del impacto que las acciones de las empresas están teniendo en el entorno físico y social, y comienza a ampliarse su función tradicional de generadoras de ganancias -y muchas veces de efectos indeseados-, para concebirlas como un sistema abierto, cuyos objetivos deben venir impulsados y adaptados a las necesidades del medio en el que desarrollan sus actividades. Por fortuna, cada vez con más frecuencia, este concepto está calando en la dirigencia corporativa, y muchas empresas ya han comprometido su actuación con los criterios de sostenibilidad.

El comportamiento de una organización es uno de los factores clave que configuran la imagen y reputación de una compañía, y esta imagen constituye a su vez una parte importante de los activos intangibles de la empresa. Según algunos estudios, la tercera parte del valor de una empresa en el mercado está dada por su imagen corporativa (cabe recordar que los activos intangibles representan un enorme valor que no figura en los libros pero que se ve reflejado en la cotización bursátil).

Los progresos económicos, ambientales y sociales tienen un impacto cada vez mayor en las compañías y los mercados financieros. Desde esta perspectiva se comprende que la Sostenibilidad Corporativa resulte un encuadre de los negocios muy interesante por parte de las empresas, ya que es generadora de valor a largo plazo para los accionistas.
Las principales compañías comprometidas activamente con la sostenibilidad, han fijado pautas de buenas prácticas con respecto a cinco principios de la Sostenibilidad Corporativa:

· Estrategia: integran aspectos económicos, ambientales y sociales a largo plazo en sus estrategias de negocio.
· Innovación: invierten en innovaciones de productos y servicios que se centran en tecnologías y sistemas que utilizan recursos financieros, naturales y sociales de una manera eficiente, eficaz y económica.
· Dirección: implementan los más altos estándares en el desempeño del gobierno corporativo, que incluyen la más alta calidad y responsabilidad en el nivel gerencial, en las capacidades de la organización y en la cultura corporativa.
· Accionistas: los accionistas buscan y exigen, a la hora de invertir en una compañía, retornos financieros sanos, desarrollo económico y crecimiento de la productividad a largo plazo, competitividad global, capital intelectual y reputación superiores.
· Empleados y otros grupos de interés: los líderes de las empresas sostenibles deben promover el bienestar social duradero de las comunidades donde estas compañías están insertas, el diálogo activo con diversos sectores de interés, y la respuesta a sus necesidades específicas, de modo tal que puedan garantizar su aprobación para poder funcionar a largo plazo, así como la lealtad de clientes y empleados.

Estos principios son también los criterios por los cuales las compañías comprometidas con la sostenibilidad pueden ser identificadas y categorizadas para propósitos de inversión.
El desempeño de las organizaciones ha pasado a ser uno de los componentes que tienen en consideración no sólo los accionistas, sino también los analistas financieros, y que, por lo tanto, repercute en el desenvolvimiento concreto de sus acciones en la bolsa. No se trata, por ende, de una cuestión meramente filosófica sino también de un tema de carácter práctico.
Los inversores están diversificando cada vez más sus portfolios, invirtiendo en las compañías que apostaron a la Sostenibilidad. Un número creciente de inversores privados e institucionales comparte la convicción de que sumar los factores económicos, ambientales y sociales como parte integral del negocio, puede tener grandes ventajas competitivas.

(...) La nota completa, en el número impreso