Todos hemos estado alguna vez en uno de esos edificios donde la pintura de las paredes está descolorida y los cielorrasos manchados de humedad y moho. Estos lugares no son sólo lúgubres, sino también insalubres. Un adecuado mantenimiento de los cielorrasos puede redundar en más de un beneficio para la empresa.

Aunque a veces las compañías no lo crean así, el mantenimiento de los cielorrasos se debe tomar seriamente, especialmente en los edificios más viejos. Mientras los facility managers están ocupados apagando incendios y atendiendo otros problemas acuciantes, el mantenimiento de los cielorrasos se posterga hasta que aparece algún problema importante. En estas situaciones las placas ya están manchadas y se han deteriorado tanto que la única opción es sustituirlas. Además del sobrecosto que representa el reemplazo de los elementos dañados, también nos enfrentamos a la presencia de agentes contaminantes dentro de las placas y en el espacio que hay entre éstas y la estructura, a menudo utilizado como pleno de retorno del aire acondicionado.
Son estas áreas -las placas y los elementos de sostén que conforman el cielorraso- los que deben someterse a una limpieza periódica a fin de minimizar los potenciales efectos sobre la calidad del aire y la salud de las personas, además de mejorar el aspecto estético.

Los cielorrasos comerciales consisten típicamente en placas de fibra de vidrio o lana mineral, fijados en una estructura metálica suspendida de la estructura del piso superior. Cuando es nuevo, las placas son suaves y absorbentes, siendo eficaces para el acondicionamiento acústico. Como el espesor de la placa afecta directamente la absorción acústica del espacio subyacente, placas más gruesas proporcionan una mejor absorción. Pero así como absorben el sonido, también se impregnan de polvo, polen, agentes contaminantes, y microorganismos vectores de enfermedades que recirculan a través del sistema de aire acondicionado, creando una amenaza potencial para el bienestar de las personas.
Las placas del cielorraso se deben controlar periódicamente para ver si han absorbido cantidades sensibles de agua, suciedad, o polvo. Una placa manchada puede contener cantidades sorprendentes de contaminantes que comprometen la calidad del aire.
Además, los agentes contaminantes absorbidos reducen generalmente la capacidad ignífuga del material. ¿Qué se debe hacer en esta situación?

Repintar
Aunque se utiliza a menudo como solución, repintar las placas no produce resultados satisfactorios. Cuando las placas se repintan sin haber realizado una limpieza previa, la pintura enmascarará solamente la suciedad y los agentes contaminantes. Además, la pintura puede reducir las cualidades acústicas de los paneles al ocluir los poros que absorben el sonido, disminuir sus cualidades ignífugas y afectar su estabilidad dimensional.

Cómo prevenir la suciedad
La ventilación es, a menudo, la responsable de la suciedad en los paneles del cielorraso. Un buen mantenimiento de los sistemas de ventilación puede ayudar a minimizar el problema. En general, los sistemas de aire acondicionado que funcionan con bajas velocidades de aire -como los equipos ubicados bajo piso técnico- causan menos suciedad que aquellos que distribuyen el aire desde el cielorraso.
Otra forma de mantener el cielorraso libre de polvo es evitar la presurización del pleno entre el cielorraso y la losa. Cuando existe una diferencia de presión a ambos lados del mismo, éste actúa como filtro, impregnándose de polvo, microorganismos contaminantes y suciedad.


(...) La nota completa, en el número impreso