Ya nadie duda de que muchas herramientas necesitan diseños ergonómicos para evitar trastornos musculoesqueléticos y que los monitores precisan filtros protectores para no dañar la vista. Sin embargo, hoy sabemos que el principal problema de muchos empleados no reside solamente en la silla en la que se sientan o en el teclado que utilizan, sino en el edificio en el que pasan la mayor parte del día.

Es en los años setenta cuando se comienza a hablar de esta patología y aparecen los primeros estudios que mencionan un aumento de síntomas particulares en trabajadores de ciertos edificios y oficinas tales como de dolor de cabeza, rinitis y fatiga. Dicha sintomatología es más frecuente en ocupantes de construcciones herméticas y con sistemas de ventilación centralizada.

En 1982 la Organización Mundial de la Salud reconoce la existencia del denominado Síndrome del Edificio Enfermo (SEE), definido así cuando más del 20% de los ocupantes de un edificio registran estos síntomas.

Ahora bien, para definir el término SEE, comencemos por diferenciarlo de otro similar: Enfermedad Ligada al Edificio (ELE). En este caso, se identifican síntomas de enfermedades diagnosticables, directamente atribuibles a agentes contaminantes del edificio. Los síntomas no desaparecen cuando el afectado abandona el recinto.

A modo de ejemplo cabe citar la Legionellosis, enfermedad producida por la Legionella pneumophila, que dejó un saldo de 28 muertos en ocasión de la Convención de la Legión Americana en 1976 en Filadelfia.

El Síndrome del Edificio Enfermo (SEE), también llamado Síndrome del Edificio Hermético, se distingue de la ELE por cuanto es la condición que tiene un edificio, cuando más del 20% de sus ocupantes se quejan sobre síntomas que afectan a su salud o bienestar, sin que se pueda diagnosticar clínicamente una enfermedad, pues los síntomas desaparecen cuando los afectados abandonan el edificio. El enfermo no es el ocupante sino el edificio, la sintomatología cesa en cuanto se retiran del recinto.

El SEE aqueja a aquellos individuos que presentan Sensibilidad Química Múltiple, es decir, individuos sensibles a determinados compuestos químicos, aún a niveles de exposición extremadamente bajos. La exposición a un compuesto químico da comienzo a una reacción en cadena que expande el espectro de compuestos a los que el individuo es sensible. La prolongada exposición a concentraciones muy bajas de contaminantes mezclados tiene como efecto sinérgico el SEE.
La sintomatología típica del SEE incluye:

· dolor de cabeza
· fatiga, somnolencia, apatía
· nerviosismo, escozores
· irritación de los ojos, lagrimeo
· sequedad de las mucosas
· rinitis
· estornudos
· catarros
· alergias
· náuseas
y se presenta en ocupantes de edificios herméticos, con ventilación o climatización forzada o ventilación natural con recirculación parcial del aire, con superficies interiores revestidas con materiales textiles. Los síntomas aparecen con mayor frecuencia e intensidad en horas de la tarde, cuando los ocupantes llevan mayor tiempo de exposición.


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