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El ruido es uno de los agentes contaminantes más frecuentes en los puestos de trabajo. Es cierto que, a diferencia de lo que ocurre en las fábricas, en las oficinas rara vez se presenta el riesgo de pérdida de capacidad auditiva. Pero también es cierto que el ruido, aun a niveles alejados de los que producen daños, puede dar lugar a otros efectos como alteraciones fisiológicas, distracciones, interferencias en la comunicación o alteraciones psicológicas. Estos efectos son difíciles de valorar y, en la práctica, cualquier evaluación de la exposición al ruido en oficinas debería empezar por conocer el grado de molestia expresado por los mismos trabajadores.
El primer paso en el análisis de un problema de ruido en una oficina debería ser la identificación de la fuente de ruido crítica. Para ello, los trabajadores serán las principales fuentes de información.
El segundo paso debería consistir en determinar qué aspectos hacen que un ruido sea considerado molesto. Pero en la mayor parte de las ocasiones, las mediciones del ruido deberán ser complementadas con el estudio de aspectos no físicos para determinar el grado de molestia que ocasiona el ruido, por ejemplo: el tipo de tarea, el grado de distracción que supone el ruido, su contenido en información o la actitud de las personas frente a éste.
1. Fuentes de ruido
En cualquier lugar existe ruido. Este llega hasta las personas desde varias fuentes y a través de varias vías. El ruido emitido por una fuente se propaga en todas las direcciones y, en su camino, puede llegar directamente al receptor, ser parcialmente absorbido o transmitido y/o reflejado por los obstáculos que encuentra en su camino.
El nivel de presión sonora que existe en un recinto depende de las fuentes de ruido y de las características acústicas y geométricas del local.
En general, se pueden considerar cuatro fuentes de ruido: el procedente del exterior, el de las instalaciones del edificio, el de los equipos de oficina y el producido por las personas.
· Ruido exterior
Entre las fuentes de ruido exterior la más importante es el tráfico vehicular. La potencia de la fuente sonora es proporcional a la densidad del tráfico y a la velocidad de circulación y, si el entorno es urbano, la existencia de edificios a ambos lados de la calle puede aumentar el nivel del sonido debido a las reflexiones que se producen entre las fachadas de los edificios.
Otras fuentes de ruido exterior son: el tráfico aéreo, las obras públicas o las actividades comunitarias (espectáculos, manifestaciones, etc.).
· Ruido de las instalaciones del edificio
Las instalaciones del edificio que se pueden considerar fuentes de ruido son: los ascensores, las conducciones de agua, la instalación lumínica; pero, sobre todo, el sistema de ventilación y climatización.
El ruido en los sistemas de ventilación se puede clasificar en tres categorías principales:
· El ruido mecánico de las partes en rotación del ventilador, cojinetes, correas, etc., así como de piezas poco rígidas o mal montadas. El ruido mecánico se propaga a través de los conductos o de la estructura del edificio a las paredes y techos, y de allí al aire.
· El ruido producido por los torbellinos de aire debido a defectos aerodinámicos en el diseño de los ventiladores. Este tipo de ruido también se genera en el choque del aire con las rejillas de salida, los codos o las baterías de climatización.
· El ruido de rotación que es producido por los ventiladores y proviene del trabajo efectuado por la hélice sobre el aire. El ruido de rotación se caracteriza porque toda la energía está concentrada en tonos puros.
· Ruido de los equipos de oficina
Entre estos equipos se incluyen las impresoras, los teléfonos, las computadoras y las fotocopiadoras. Los niveles de ruido medidos varían dependiendo de su funcionamiento y de sus características.
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