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Siguiendo con el tema de nuestro anterior artículo, y como ya hemos mencionado, una eficiente planificación del mantenimiento comienza por una clasificación del total de los equipos e instalaciones en “críticos” y “no críticos”, para aplicar a cada caso la modalidad de control más apropiada: correctivo, preventivo o predictivo.
Sobre la base de este criterio general para la organización del mantenimiento, nos ocuparemos ahora específicamente del control predictivo como método de diagnóstico de fallas de máquinas en funcionamiento. El conocimiento más detallado de su aplicación nos permitirá una más cabal comprensión de su importante incidencia en la reducción de los costos del mantenimiento y en el incremento de la continuidad operativa de los equipos.
Recordemos que:
1. El mantenimiento predictivo (M.P.) será aplicado a máquinas críticas que se encuentren en servicio operativo normal.
2. Las tareas consistirán en la realización de mediciones de determinados parámetros, con el propósito de efectuar un diagnóstico de su funcionamiento.
Ya hemos mencionado que entre las posibles variables a ser medidas se encuentran la temperatura, la presión y cualquier otra que aporte datos para el diagnóstico. Así, por ejemplo, en tubos de calderas o tanques de almacenaje, la medición de espesores por ultrasonido es lo apropiado para conocer su estado y predecir su falla. No obstante, ya afirmamos que han sido los grandes avances en el análisis vibratorio aplicado a elementos en movimiento, lo que ha posibilitado el decisivo desarrollo del mantenimiento predictivo.
Nos dedicaremos entonces en lo que sigue, al análisis de vibraciones como metodología de diagnóstico y predicción de fallas en máquinas en operación.
Comenzaremos por definir el concepto de vibración mecánica. Lo primero que debemos decir es que la vibración es un tipo de movimiento. Sabemos que existen diversos tipos de movimiento: rectilíneo, rotatorio, ondulatorio, etc. ¿Cuál es la naturaleza del movimiento que denominamos vibratorio?
Para no caer en consideraciones abstrusas y tediosas, de índole excesivamente teórica, acudiremos a nuestra intuición sensible, a la percepción de nuestros sentidos.
Supongamos que estamos en presencia de un equipo por todos conocido: un motor eléctrico (Fig.1). Aislaremos una partícula P de su carcasa y estudiaremos las características de su movimiento cuando el motor está funcionando. ¿Cómo habrá de moverse la partícula P para que consideremos que está vibrando?
Con el motor detenido la partícula P estará en reposo y se ubicará en el punto O sobre el eje o- o' (Fig. 2).
 
Al ponerse el motor en funcionamiento se manifiestan determinadas fuerzas que la impulsan a salir del punto O y desplazarse sobre el eje d - d', hacia un lado y otro del eje o - o', alcanzando las posiciones máximas D y D'. Ambas elongaciones son iguales, de manera que podríamos indicarlas matemáticamente como +D y -D.
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