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Los materiales acústicos han sido creados para mejorar la calidad de vida en el hogar y en los lugares de trabajo, como así también para evitar los serios problemas de salud que ocasionan los ruidos de las máquinas en fábricas, y para que la permanencia del público en locales comerciales, bancos, restaurantes, oficinas, etc., sea más placentera. Estos productos fabricados bajo normas internacionales, no sólo garantizan su performance acústica, sino que también aportan una nueva y muy agradable estética de presentación.
Entre tantos productos que se relacionan con el confort acústico y la estética podemos encontrar los que están orientados a la absorción acústica -que son los que mejoran el nivel sonoro en un ambiente- y los que evitan que el sonido se propague a través de una división, ya sea hacia afuera o desde afuera hacia el interior de un ambiente -es decir, la aislación acústica-.
La aislación acústica consiste básicamente en dividir mediante barreras físicas -preferentemente con cierres totales- el sector que contiene la o las fuentes sonoras que se quieren aislar, de tal manera que constituyan recintos estancos.
Existen distintas variantes posibles. La partición puede ser sólo parcial (mediante barreras o biombos) o total (encapsulado), de forma tal que las fuentes queden aisladas en un ambiente tan pequeño como su funcionamiento lo permita. También puede ocurrir que el personal a proteger ocupe recintos de dimensiones reducidas (cabina acústica).
En todos los casos, la predicción del aislamiento a lograr depende del conocimiento que se posea de la capacidad aislante de los materiales que se utilicen, o del resultado de combinar dos o más de ellos.
Básicamente, el problema de la aislación sonora está relacionado con la posibilidad de dividir físicamente el local donde se encuentran las fuentes, separándolas de la zona bajo control mediante la interposición de barreras que atenúen el paso de la energía sonora. Intuitivamente se puede concluir que las características que debe reunir un aislante acústico, no sólo no coinciden con las de los fonoabsorbentes, sino que son incompatibles.
En efecto, los materiales porosos, al permitir el paso del aire, permiten también el paso del sonido y en consecuencia no pueden tener propiedades aislantes.
En general, puede decirse que un material o combinación de materiales tienen buen comportamiento acústico cuando son pesados e impermeables al paso del aire. Es positivo que sean poco rígidos y deben conformar cierres herméticos.
Hasta ahora hemos visto que los divisorios pesados permiten esperar atenuaciones razonables, pero la tendencia actual a emplear divisorios premoldeados más livianos llevaría a resultados adversos. Esto es así, a menos que se empleen divisorios dobles o múltiples: dos o más capas de un material liviano separadas por cámaras de aire.
Cuanto mayor sea la desvinculación de una capa con otra, tanto menor será la transmisión del impacto sonoro de una a otra, y en consecuencia de un lado al otro del divisorio.
Esta desvinculación puede lograrse tanto mediante el empleo de estructuras poco rígidas como mediante una buena separación entre placas.
La incorporación de lana de vidrio provee un aumento interesante de la aislación. Se observa, sin embargo, que el empleo de una o dos capas de material aislante adicional (tipo Barrier vinilo de alta densidad) incrementa la aislación en forma más pronunciada.
Como gran auge se observa el uso de los aislantes acústicos multipropósito de gran masa en rollos de escaso espesor (3 mm) hechos de vinilo de alta densidad. Poseen un elevado índice de atenuación sonora para un rango muy amplio de frecuencias.
Su campo de aplicación es para reforzar la aislación en particiones acústicamente débiles. Se utiliza en el interior de tabiques de placa de yeso, de madera o de metal; encima de cielorrasos livianos por donde se transmite el ruido de un ambiente a otro; en encabinados de máquinas o generando cortinas verticales para aislar sectores ruidosos.
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