Los materiales de construcción, así como los muebles, accesorios y equipos utilizados en un edificio para su decoración y acondicionamiento, pueden emitir sustancias químicas que, en determinadas condiciones, afectarán la salud y el bienestar de sus ocupantes. Éste es un tema que preocupa cada vez más a arquitectos, ingenieros, diseñadores de interiores, propietarios y usuarios de edificios.

Entre los productos que pueden producir emisiones, se incluyen materiales tan variados como los utilizados en muebles, recubrimientos de suelos, placas de techo, pinturas, adhesivos, selladores y también materiales usados en los sistemas de ventilación mecánicos, así como los aislantes acústicos, térmicos o de incendios. Los más significativos serán aquellos que se utilicen en mayor cantidad y/o que tengan tasas de emisión más elevadas.
La mayoría de los compuestos emitidos están incluidos dentro del grupo de los compuestos orgánicos volátiles (COV), aunque también pueden darse emisiones de amoniaco, radón, compuestos metálicos y polvo, incluido fibras.
En general, los efectos sobre la salud por exposición a COV emitidos por los materiales presentes en un edificio no son bien conocidos, pero se sabe -o se sospecha- que muchos son irritantes y carcinógenos. Los estudios realizados demuestran que más del 80% de los COV que se encuentran habitualmente en el aire interior son irritantes de membranas, mucosas y ojos, y que aproximadamente el 25% de ellos son o sospechosos, o comprobados cancerígenos para los seres humanos. También se han identificado reconocidos sensibilizantes. La exposición a estos productos implica, por lo tanto, la existencia de posibles problemas de calidad del aire. Además se conoce muy poco y existen motivos de preocupación sobre los efectos de exposiciones a largo plazo, a bajos niveles, de muchos de estos productos.

Tipos de emisiones
En función de las características físicas del material y del modo de aplicación es posible diferenciar entre emisiones procedentes de los siguientes productos y materiales.

· Productos húmedos
Son aquellos que se utilizan en forma líquida o pastosa. Sus emisiones se limitan, generalmente, al tiempo necesario para su secado o curado, es decir a las primeras horas o días después de su aplicación, aunque a veces algunos pueden seguir emitiendo a bajos niveles durante meses o años. Quedan incluidos en este grupo las pinturas, disolventes, barnices, adhesivos, masillas, selladoras, etc.

· Productos secos
Son materiales cuya instalación no implica una transformación o cambio esencial de sus propiedades. Es el caso de los productos de madera, materiales textiles, recubrimientos para suelos y paredes, etc. El momento de máxima emisión de los materiales que se instalan secos suele ser cuando se sacan de sus envoltorios. Su comportamiento varía de unos a otros y así algunos, como los productos de madera en los que se han utilizado resinas de formaldehído, pueden emitir durante años mientras que otros, como las alfombras con una base de látex, pueden tener inicialmente emisiones importantes que cesan pasados unos meses.

· Materiales captadores
Se incluyen en este grupo aquellos materiales que son capaces de retener sustancias presentes en el aire bajo ciertas condiciones, y de reemitirlas al variar estas condiciones. Es el comportamiento de materiales tales como productos de madera y de papel, y en especial de los textiles, los cuales retienen en sus superficies vapores y partículas en función de la concentración, volatilidad y polaridad de los mismos. Son responsables de la persistencia de olores a tabaco o comida, horas o días después de que haya tenido lugar la exposición, y también de la retención de productos utilizados en la limpieza y mantenimiento de los edificios.

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