Las emociones como motor del diseño de oficinas

Considerar las necesidades emocionales de las personas puede ser determinante a la hora de proyectar un espacio de trabajo: ayuda a disminuir el estrés, a alcanzar los resultados y metas perseguidas, a mantener el optimismo, entre otros beneficios. Incorporar estrategias de diseño que estimulen el domino emocional también puede mejorar la participación, el compromiso, la salud y la productividad de las personas. Propiciar una cultura abierta y flexible junto con la creación de ámbitos donde la gente pueda relajarse, socializar y recargar energía puede hacer una gran diferencia en el clima y los resultados dela organización.

A la hora de proyectar un espacio de trabajo es necesario tener en cuenta que las personas responden a las condiciones de su entorno en un nivel emocional. Desde Contract Workplaces, compañía regional dedicada al diseño, conceptualización y construcción de espacios de trabajo aseguran que, para que el diseño de la oficina sea verdaderamente eficaz, es tan importante abarcar los aspectos funcionales del espacio como su dimensión emocional. Cuando, dentro del ámbito laboral, ciertos requisitos no se satisfacen adecuadamente se pueden producir respuestas emocionales y psicológicas negativas que van desde la disminución del rendimiento y la falta de motivación y compromiso hasta el estrés, la depresión y el ausentismo. Los entornos de trabajo tienen un fuerte impacto en las personas y sus necesidades emocionales. Pueden fomentar las relaciones y ofrecer seguridad, un ámbito de conexión con los pares, una comunidad de personas con los mismos objetivos y un espacio de valoración personal. Al incorporar estrategias de diseño que estimulen el dominio emocional también se pueden mejorar la participación, el compromiso, la salud y la productividad de las personas.

EMOCIÓN Y DISEÑO
Si bien la “emocionalidad” no ha sido una esfera que, tradicionalmente, ha tenido cabida dentro del ámbito laboral, se ha demostrado el impacto que el diseño de la oficina tiene sobre el bienestar y el estado de ánimo tanto de los trabajadores como de los clientes que la visitan. Diseñar el espacio de trabajo adecuado implica tener en cuenta las emociones “positivas” y las “negativas” que éste puede generar ya que las primeras son fundamentales para el aprendizaje, la curiosidad y el pensamiento creativo mientras que las segundas tienden a limitar los procesos de pensamiento, concentrándolos sobre aquellos aspectos directamente relacionados con un problema. Tal es así que, cuando alguien que está relajado, feliz y en un estado de ánimo placentero, es más creativo y tiene una actitud más positiva frente a las dificultades que se puedan presentar. Por otra parte, cuando la gente se siente estresada su mente tiende a enfocarse más en un tema o asunto particular, por lo que proporcionar un entorno y herramientas agradables le permitirá trabajar mejor. Comprender las corrientes emocionales de una organización contribuirá a definir la identidad corporativa, mejorar la retención y el reclutamiento, colaborar con el bienestar, la creatividad y el compromiso de los empleados, entre otros. Para construir un entorno emocionalmente positivo, Contract Workplaces señala algunas de las consideraciones a tener en cuenta:

La natural e iluminación: La luz solar desempeña una importante función biológica: es el marcador de nuestro reloj interno y un estímulo que afecta el estado de ánimo, la actividad y la salud, tanto desde el punto de vista fisiológico como psicológico. El nivel de iluminación afecta también muchos otros aspectos tales como la comodidad, el estado de ánimo y la salud. Asimismo, se debe tener en cuenta que el color de la luz tiene un significado emocional importante pero también un efecto biológico innegable: mientras que la luz azulada de la mañana tiene un efecto biológico activador (de alerta), el rojo del atardecer tiene un efecto relajante.
Color: Para la mayoría de las personas el color funciona como un sistema de signos; estos signos pueden evocar estados de ánimo y son una herramienta poderosa a la hora de articular mensajes de comunicación visual. De acuerdo a la Teoría de los Colores (Goethe) estos se pueden agrupar en dos tipos: los colores positivos o activos, que causan una actitud animada, emprendedora, activa (el amarillo, el naranja y el rojo amarillento), y los colores negativos o pasivos que se adaptan a un humor intranquilo, maleable, apasionado, tierno y lleno de emoción (el azul, el azul rojizo. el rojo azulado). El verde, por ser el color de la naturaleza, es reconfortante y equilibra las emociones.

Ruido: Alcanzar un buen nivel de confort acústico es necesario para el equilibrio emocional de las personas. Para ello, el lugar de trabajo debe proporcionar condiciones apropiadas tanto para la interacción como para la confidencialidad y el trabajo de concentración. Diseñar espacios con menos superficies paralelas e incluir elementos irregulares, curvos u oblicuos; mantener los techos altos, utilizar materiales que contribuyan a la absorción del sonido y tener en cuenta la distribución del mobiliario son algunas de las estrategias que permitirán crear condiciones acústicas de confort.
Layout: Debe tenerse en cuenta que lo que constituye un entorno productivo para unos puede resultar agotador para otros, es por ello que los ambientes de trabajo deben ofrecer una gama de espacios tal que permita elegir dónde y cómo realizar el trabajo, además de dar opciones que equilibren la necesidad de interacción con otros ámbitos de tranquilidad para concentrarse, reflexionar o simplemente hacer una llamada telefónica personal. Ofrecer la posibilidad de control sobre el espacio de trabajo satisface una de las necesidades emocionales básicas de las personas: la percepción de gozar de un cierto grado de autonomía y autorregulación.

Materialidad: Las formas con las que se materializa el ambiente de trabajo también pueden proporcionar disparadores sensoriales. Numerosos estudios señalan que las personas preferimos las curvas y los contornos suaves porque instintivamente sentimos peligro ante los objetos afilados. De ello se desprende que las formas angulares benefician el estado de alerta y la concentración mientras que las suaves y redondeadas satisfarían nuestra necesidad emocional de seguridad y protección, Al mismo tiempo, la utilización de las divisiones transparentes puede conducir a una desagradable sensación de exposición que se puede traducir en estrés y falta de motivación. Para poder regular la transparencia se puede optar por cortinas o esmerilados. También conviene evitar los cielorrasos bajos ya que producen una sensación de confinamiento que puede producir estrés e irritabilidad.

CONCLUSIONES
Sin duda, la utilidad y la funcionalidad del espacio físico que nos rodea son importantes pero sin los atributos emocionales que los doten de un significado más profundo y personal, la experiencia sería incompleta. Asegurar que los trabajadores estén satisfechos depende de que sus necesidades emocionales fundamentales estén cubiertas. Fomentar una cultura abierta y flexible junto con la integración de la dimensión emocional en el diseño de los espacios de trabajo ayudará a la creación de ámbitos donde la gente pueda relajarse, socializar y recargar energía. Los beneficios que el diseño emocional puede aportar a empresas e individuos pueden hacer una gran diferencia en el clima y los resultados de la organización.

Revista FH – Argentina